Hallan pruebas sobre la presencia de cenizas de carbón durante la extinción del Pérmico que serían producidas por erupciones volcánicas masivas.
Si en algún momento la vida compleja en la Tierra pasó por un momento de extrema dificultad fue, sin duda, durante la gran extinción masiva del Pérmico, hace 251 millones de años. En ese evento desaparecieron el 95% de las especies marinas y el 70% de las terrestres, marcando así el límite entre dos eras, la Paleozoica y la Mesozoica.
Se han creado numerosas teorías que tratan de explicar las causas de esta extinción desde que se descubrió su existencia. La última de estas explicaciones proviene de investigadores de la Universidad de Calgary dirigidos por Steve Grasby. Han encontrado pruebas físicas que apoyan la idea de que fueron las erupciones volcánicas la causa de esta extinción. Estas erupciones habrían quemado grandes cantidades de carbón y producido nubes de ceniza que habrían tenido un gran impacto sobre los océanos.
Grasby y sus colaboradores descubrieron capas de ceniza de carbón en rocas situadas en el ártico canadiense que se corresponden con estratos de dicha extinción.
Previamente se había propuesto que hubo unas erupciones volcánicas masivas que se dieron en lo que es ahora Siberia, y que éstas podrían haber quemado el lecho carbonoso de la región y haber producido un fuerte efecto invernadero. Pero no se habían encontrado muchas pruebas sobre este punto.
El hallazgo de estos investigadores proporciona pruebas directas de esas erupciones masivas, probablemente las erupciones más grandes que el mundo nunca haya visto.
En el momento en el que se produjo esa extinción la Tierra contenía una gran masa continental única, un único supercontinente conocido como Pangea. Los ecosistemas iban desde los ambientes desérticos hasta los bosques y selvas frondosas. Los vertebrados terrestres de cuatro miembros empezaban a diversificarse. Entre ellos había anfibios primitivos, los primeros reptiles y los sinápsidos, un grupo éste último que daría más darse lugar a los mamíferos.
La localización de la zona en donde se dieron esas erupciones corresponde en la actualidad a una región de Siberia centrada alrededor de la ciudad de Tura. Cubre un área de 2 millones de kilómetros cuadrados, es decir, tan grande como Europa Occidental. Las nubes de ceniza viajaron entonces por la atmósfera hasta llegar a lo que es la actual región del lago Buchanan, en el ártico canadiense.
Se trataría de la primera prueba que confirma directamente la presencia de desde tipo de ceniza durante la extinción del Pérmico.
La ceniza era altamente tóxica y fue diseminada tanto en tierra firme como en el mar, envenenándolo todo allá donde caía y, probablemente, contribuyó a que esta extinción fuera la peor de las cinco extinciones masivas conocidas.
Lo ideal sería encontrar este mismo tipo de ceniza en estratos de la misma época en otras locaciones a lo largo del globo. De este modo se podría determinar el alcance del fenómeno.
Aunque esta combinación de fenómenos puede explicar la extinción del Pérmico, todavía quedaría por explicar por qué los corales sí que padecieron en masa esta extinción mientras que otros grupos, como las anémonas, parece que ni se inmutaron. Este tipo de excepciones se dan en todas las extinciones masivas y siguen sin estar explicadas en su mayor parte.
El caso es que después de la extinción no hubo más gorgonópsidos ni dicinodontos. La evolución tomó otro rumbo, vinieron los dinosaurios, más tarde desaparecieron y luego reinaron los mamíferos y el ser humano. Sin esa extinción del Pérmico nosotros no estaríamos aquí, aunque quizás sí algún ser inteligente evolucionado a partir de los gorgonópsidos.
Fuente: http://neofronteras.com/?p=3386
Eurix Janeth Gómez Vera
CI 18392113
CRF
El mundo en esa época. Fuente: R. Scotese.
Si en algún momento la vida compleja en la Tierra pasó por un momento de extrema dificultad fue, sin duda, durante la gran extinción masiva del Pérmico, hace 251 millones de años. En ese evento desaparecieron el 95% de las especies marinas y el 70% de las terrestres, marcando así el límite entre dos eras, la Paleozoica y la Mesozoica.
Se han creado numerosas teorías que tratan de explicar las causas de esta extinción desde que se descubrió su existencia. La última de estas explicaciones proviene de investigadores de la Universidad de Calgary dirigidos por Steve Grasby. Han encontrado pruebas físicas que apoyan la idea de que fueron las erupciones volcánicas la causa de esta extinción. Estas erupciones habrían quemado grandes cantidades de carbón y producido nubes de ceniza que habrían tenido un gran impacto sobre los océanos.
Grasby y sus colaboradores descubrieron capas de ceniza de carbón en rocas situadas en el ártico canadiense que se corresponden con estratos de dicha extinción.
Previamente se había propuesto que hubo unas erupciones volcánicas masivas que se dieron en lo que es ahora Siberia, y que éstas podrían haber quemado el lecho carbonoso de la región y haber producido un fuerte efecto invernadero. Pero no se habían encontrado muchas pruebas sobre este punto.
El hallazgo de estos investigadores proporciona pruebas directas de esas erupciones masivas, probablemente las erupciones más grandes que el mundo nunca haya visto.
En el momento en el que se produjo esa extinción la Tierra contenía una gran masa continental única, un único supercontinente conocido como Pangea. Los ecosistemas iban desde los ambientes desérticos hasta los bosques y selvas frondosas. Los vertebrados terrestres de cuatro miembros empezaban a diversificarse. Entre ellos había anfibios primitivos, los primeros reptiles y los sinápsidos, un grupo éste último que daría más darse lugar a los mamíferos.
La localización de la zona en donde se dieron esas erupciones corresponde en la actualidad a una región de Siberia centrada alrededor de la ciudad de Tura. Cubre un área de 2 millones de kilómetros cuadrados, es decir, tan grande como Europa Occidental. Las nubes de ceniza viajaron entonces por la atmósfera hasta llegar a lo que es la actual región del lago Buchanan, en el ártico canadiense.
Lago Buchanan. Fuente: Universidad de Calgary.
En esa región canadiense estos investigadores vieron capas que estaban situadas justo encima de esa gran extinción en los niveles estratigráficos y que contenían abundante cantidad de materia orgánica. El análisis microscópico reveló la presencia de pequeñas partículas esféricas que se producen en la combustión en abierto del carbón y que son muy diferentes de las que se producen cuando se quema vegetación. Por tanto, estos análisis determinaron que se trataba de ceniza de carbón, exactamente el mismo tipo de ceniza que se produce en la actualidad en las plantas térmicas de producción de electricidad que consumen carbón. Este tipo de ceniza contiene metales tóxicos como el cromo, metal que también se ha encontrado en las cenizas del Permico de este estudio.Se trataría de la primera prueba que confirma directamente la presencia de desde tipo de ceniza durante la extinción del Pérmico.
Comparación de una de las partículas de carbón encontrada y una producida por una moderna central térmica. Fuente: U. calgary.
La ceniza podría haber causado más problemas para el planeta de lo que en un principio se sospechaba. El planeta ya se estaba calentando debido al efecto invernadero y el calentamiento de los océanos estaba provocando una bajada de los niveles de oxígeno en sus aguas.La ceniza era altamente tóxica y fue diseminada tanto en tierra firme como en el mar, envenenándolo todo allá donde caía y, probablemente, contribuyó a que esta extinción fuera la peor de las cinco extinciones masivas conocidas.
Lo ideal sería encontrar este mismo tipo de ceniza en estratos de la misma época en otras locaciones a lo largo del globo. De este modo se podría determinar el alcance del fenómeno.
Aunque esta combinación de fenómenos puede explicar la extinción del Pérmico, todavía quedaría por explicar por qué los corales sí que padecieron en masa esta extinción mientras que otros grupos, como las anémonas, parece que ni se inmutaron. Este tipo de excepciones se dan en todas las extinciones masivas y siguen sin estar explicadas en su mayor parte.
El caso es que después de la extinción no hubo más gorgonópsidos ni dicinodontos. La evolución tomó otro rumbo, vinieron los dinosaurios, más tarde desaparecieron y luego reinaron los mamíferos y el ser humano. Sin esa extinción del Pérmico nosotros no estaríamos aquí, aunque quizás sí algún ser inteligente evolucionado a partir de los gorgonópsidos.
Fuente: http://neofronteras.com/?p=3386
Eurix Janeth Gómez Vera
CI 18392113
CRF
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